En qué consiste el procesado de alimentos

La industria agroalimentaria es grande y compleja. Por ejemplo, desde que se planta la semilla de una hortaliza hasta que esta llega a las cocinas de restaurantes o consumidores tienen lugar una serie de acontecimientos en los que intervienen diferentes profesionales, técnicas, protocolos y controles.

En esta gran «maquinaria» de la alimentación, el procesado de alimentos tiene un papel muy relevante. Sin embargo, en el público general existe mucha confusión sobre qué son los alimentos procesados, qué tipos de procesamientos existen y cómo se llevan a cabo.

Qué es el procesado de alimentos

De manera muy elemental, el procesado de alimentos es un conjunto de técnicas y manipulaciones que tienen como objetivo modificar el estado natural del producto para adecuarlo al consumo humano.

Para entenderlo, basta con mirar el estante de un supermercado en el apartado de frutas y verduras. Estas vienen empaquetadas, precocinadas o incluso simplemente clasificadas para crear conjuntos de hortalizas de un mismo tamaño. Todas y cada una de estas acciones pueden ser tomadas como parte de un protocolo de procesado.

Las técnicas de procesado son muchas y muy variadas, y hoy en día existen distintos tipos de maquinaria, protocolos y empresas que trabajan en este ámbito para ayudarnos a comer mejor, con productos más limpios y saludables.

Si hablamos de procesado de alimentos, también se puede sumar, en este punto, la adición de compuestos químicos que ayudan a retardar la degradación de los alimentos, potenciar su sabor o mejorar su imagen de cara a hacerlos más atractivos para la compra.

Tipos de procesamiento de alimentos

La forma de trabajar con los productos procesados depende de la naturaleza de los mismos, los objetivos que se persigan y las infraestructuras que posean las empresas para dar respuesta a las necesidades del público final.

En general, se puede hablar de siete tipos de procesamiento básicos en la industria española: lavado, pelado, corte, triturado, precocinado, conservado y adición de químicos.

  • Lavado: cuando se compra una malla de patatas, lo común es encontrar que todos los tubérculos están libres de tierra. El lavado es una forma de retirar impurezas, insectos, pequeñas piedras y cualquier otro elemento no comestible de las frutas y verduras. También se lleva a cabo con productos de origen animal.
  • Pelado: el pelado es clave tanto para facilitar el consumo final como dentro de un protocolo mayor de procesado de alimentos. Eliminar la piel de hortalizas, frutas y verduras, o incluso carnes y pescados, se ha convertido en una de las principales ocupaciones de los almacenes donde se trabaja directamente con la materia prima.
  • Corte: preparar patatas para la fritura, crear un mix de verdura encurtida, separar las hojas de las lechugas para ensaladas o dividir un pollo en cuartos… Todo ello se hace gracias a un sistema de corte que se apoya en la tecnología.
  • Triturado: el triturado es uno de los procesos más interesantes del mundo del procesado de alimentos vegetales. Es indispensable para crear cremas, caldos, zumos o purés.
  • Precocinado: actualmente, los usuarios finales, sean particulares o profesionales, agradecen agilizar procesos como cocer una patata o unos guisantes. Esto se lleva a cabo en la industria, aunque muchos de estos productos ya pueden ser considerados como ultraprocesados.
  • Conservado: conservar los productos es una forma de reducir el desperdicio alimentario y alargar la vida de los alimentos. Técnicas como el ultracongelado, el vacío o las conservas en cristal o en lata entran en juego en este caso.
  • Adición de compuestos químicos: la suma de químicos está muy controlada para que no afecte de ningún modo a la salud. Se utiliza para eliminar microorganismos, alargar la vida útil del producto o mejorar sus condiciones de sabor.

Cómo se lleva a cabo el procesado de alimentos

Los protocolos para llevar a cabo el procesado de alimentos son muchos y muy exigentes. Tanto las normativas españolas como las europeas exigen que las empresas y profesionales dedicados a este tipo de trabajos cumplan con los más altos estándares de higiene, control y salubridad.

Es importante preservar la trazabilidad del producto, cuidar su almacenamiento, llevar a cabo un análisis de alimentos y todo lo que sea necesario para asegurar que el resultado que llega al consumidor cumple con las mayores garantías.

En este sentido, el avance tecnológico de los últimos años ha sido un gran adelanto para el sector. Hoy en día, es posible contar con maquinaria que realiza controles de calidad monitorizados con cámaras, aplicando inteligencia artificial para minimizar el desperdicio alimentario y otra serie de posibilidades que han mejorado mucho el trabajo.

A esto es preciso sumar equipos humanos cada vez mejor formados, con una gran sensibilidad y sentido de la responsabilidad, que conocen muy bien la importancia de su puesto y se esfuerzan para que cada pieza de fruta, carne, pescado o verdura que salga de sus almacenes esté en perfectas condiciones.

Beneficios de los alimentos procesados

Son muchos los beneficios del procesado de alimentos. Entre los principales, se pueden encontrar los siguientes:

  • Se reduce el desperdicio alimentario, gracias a la optimización de técnicas como el corte, el pelado o la conservación.
  • Se mejora la seguridad y calidad de los alimentos que llegan a los estantes de los supermercados o a las despensas de los restaurantes.
  • Se reducen los costes de producción y se agiliza el tratamiento de la materia prima.

Estos son tan solo algunos de los puntos que hay que conocer respecto al procesado de alimentos, una especialización profesional sin la que hoy no se podría entender el mundo de la gastronomía o el consumo de alimentos diarios.

Qué es el Bisfenol A y qué riesgos supone para la salud

A medida que se tiene un mayor conocimiento público sobre qué es el bisfenol A y los efectos que puede tener sobre el organismo, los consumidores se muestran cada vez más reacios a permitir su presencia en envases que han de contener alimentos y bebidas.

Esto ha llevado a un importante cambio en el mundo del envasado de los alimentos, apostando ahora por materiales que no sean nocivos para la salud.

Qué es el bisfenol A

El bisfenol A o BPA es una sustancia química de origen industrial, que se ha utilizado durante décadas para elaborar plásticos y resinas. Su presencia es común en los plásticos de policarbonato, que hasta no hace demasiado tiempo eran la opción predilecta de los fabricantes para almacenar alimentos y bebidas.

Ahora se sabe que este tipo de sustancias se pueden transferir en dosis muy pequeñas a los alimentos, pero como el consumo de alimentos y bebidas expuestos a BPA es constante, existe un riesgo para la salud. De ahí que se esté limitando su uso.

Qué envases tienen bisfenol A

Las cosas están cambiando, pero hasta no hace demasiado tiempo el bisfenol A era habitual en los grandes contenedores de agua que suele haber en las oficinas, incluso en las botellas pequeñas y en los típicos termos para llevar bebidas calientes o frías.

También tiene presencia en las resinas epoxídicas que se emplean para recubrir el interior de productos metálicos como las latas de conservas o las tapas de las botellas. Así como en los platos, cubiertos y vasos desechables (ahora ya no, porque no pueden ser de plástico) y hasta en los biberones, hasta que se prohibió su uso.

De hecho, también el revestimiento de las tuberías de agua se fabrica a base de hacer reaccionar el BPA con Epiclorhidrina.

Además de en los envases y en las tuberías, el bisfenol A tiene presencia en muchos artículos de uso común:

  • Tickets de la compra.
  • Envases de comida a domicilio.
  • Juguetes de goma.
  • Teléfonos móviles.
  • Pasta de dientes.

Estos son solo algunos ejemplos, pero podríamos exponer muchos más. Por suerte, la concienciación sobre el riesgo que supone la presencia de bisfenol A en alimentos y en artículos de uso cotidiano está llevando a una regulación mucho más estricta sobre su utilización.

Cómo afecta el BPA a la salud

El bisfenol A ha sido identificado como un disruptor endocrino que podría estar detrás de casos de cáncer de mama y de ovarios, problemas de infertilidad y afecciones del sistema metabólico, inmunitario y tiroideo.

Un estudio llevado a cabo en Estados Unidos a principios de los 2000, puso de manifiesto que un 93 % de las muestras de orina recogidas de estadounidenses mayores de seis años, contenían trazas de BPA.

El bisfenol A accede al organismo a través de los alimentos, al filtrarse a estos directamente de los envases o recipientes en los que llegan a manos de los consumidores. El BPA es metabolizado por el hígado y se elimina a través de la orina, descomponiéndose rápidamente, en tan solo unas horas.

El problema es que, mientras permanece dentro del organismo, actúa como un disruptor endocrino y altera las señales que reciben las hormonas. Tiene una composición molecular similar a varios tipos de estrógenos, y puede tanto amplificar como bloquear la acción de estas hormonas.

Por otro lado, la piel también es capaz de absorber pequeñas cantidades de BPA, por lo que se está intentando reducir su presencia en productos como los tickets de compra.

Al examinar dónde se encuentra el bisfenol A, hemos visto que está en envases utilizados para alimentos y bebidas, pero también en otros productos, incluso en la ropa, porque los tejidos tienen cada vez más componentes plásticos.

Esto ha generado un fuerte debate entre las autoridades sanitarias, que defienden los efectos nocivos de esta sustancia, y las grandes marcas, que argumentan que sus productos son totalmente seguros.

En Europa, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha confirmado oficialmente que la presencia de bisfenol A en los alimentos constituye un riesgo para la salud de los consumidores. Mientras que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) mantiene que el bisfenol A se encuentra en niveles muy bajos en los alimentos, y esto hace que sean seguros.

La EFSA sigue desarrollando estudios en torno a este tema y, en abril de 2023, llevó a cabo una reevaluación de la situación y redujo de manera significativa la cantidad de ingesta diaria tolerable de esta sustancia. Antes se admitían hasta cuatro microgramos por kilo de peso corporal al día, y ahora se ha reducido a 0,2 nanogramos por kilo de peso corporal al día. 

Avanzar en el conocimiento de qué es el bisfenol A y conocer en profundidad sus efectos sobre el organismo, es un reto que las autoridades deben resolver en los próximos años, pero el acuerdo entre autoridades y empresas afectadas parece todavía muy lejano. Mientras tanto, todos los implicados en el sector de la alimentación pueden aportar su granito de arena reduciendo el uso de este y otros productos nocivos. Si necesitas un laboratorio de análisis de alimentos, estamos a tu disposición.

Como usar la Lejía para alimentos

La lejía para alimentos es un producto fundamental en las cocinas profesionales debido a su capacidad de desinfección. Lavar los vegetales con lejía de uso alimentario es una medida muy eficaz para garantizar la seguridad alimentaria, pero es importante tener en cuenta algunos aspectos como la dosificación y tomar una serie de precauciones para emplearla correctamente.

Para qué sirve la lejía para alimentos

La lejía alimentaria es el producto más efectivo para desinfectar aquellos productos de origen vegetal que se van a consumir crudos. Es muy recomendable usar la lejía para alimentos en las cocinas tanto domésticas como profesionales.

Este producto tiene un gran poder oxidante que hace posible la destrucción de virus y bacterias. Además, es capaz de eliminar otros gérmenes, mohos y otros microorganismos. Gracias a la actividad antimicrobiana del hipoclorito de sodio, a su facilidad de uso y a su precio bajo, es la solución higienizante más empleada en la hostelería.

Las frutas y verduras crudas pueden contener diferentes patógenos y productos químicos como plaguicidas, tal y como indica la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN). Por tanto, es fundamental ofrecer las máximas garantías de seguridad alimentaria a los consumidores, más aún, cuando en el sector hostelero se sirven alimentos a personas que pertenecen a grupos de riesgo como embarazadas, personas inmunodeprimidas o mayores.

Consejos para el uso correcto de la lejía alimentaria

La eficacia de la lejía para alimentos depende de una utilización adecuada, que depende, a su vez, de la dosis, el tiempo de exposición o la temperatura del agua.

Solo lejía alimentaria

Es fundamental asegurarse de que la lejía utilizada sea apta para alimentos. Las lejías alimentarias tienen una concentración de cloro activo entre 35 g/L y 60 g/L.

En la etiqueta debe figurar obligatoriamente la denominación “lejía alimentaria” o “apta para la desinfección del agua de bebida”. Estas lejías deben cumplir lo exigido en el Real Decreto 1712/1991, de 29 de noviembre sobre Registro General Sanitario de Alimentos.

Esta lejía es la única segura y autorizada para entrar en contacto directo con los alimentos para su desinfección. Otras lejías pueden contener elementos capaces de penetrar dentro de los vegetales, lo que las hace peligrosas para el uso alimentario.

La dosis adecuada

La concentración de lejía en el agua debe oscilar entre 50 y 100 ppm para asegurar la eficacia del tratamiento.

Existen diferentes tablas y fórmulas para calcular las diluciones correctas dependiendo de la concentración de cloro activo que contenga la lejía. De forma general, se recomienda usar 1,5 mililitros de lejía por cada litro de agua.

Lo ideal es utilizar una herramienta calibrada para añadir la lejía, como una jeringuilla o un vaso medidor. Si no se dispone de ellas, hay que usar una cucharadita de postre por cada tres litros de agua.

Agua fría

La lejía para alimentos pierde efectividad si se usa con agua caliente. Es recomendable que el agua de tratamiento esté fría o tibia. El hipoclorito emana gases al contacto con el agua caliente y se evapora con facilidad, perdiendo eficacia.

Uso inmediato

El poder desinfectante de la lejía se va perdiendo con el transcurso de las horas. Por eso es recomendable que prepares la dilución de agua y lejía en el momento de utilizarla. Si no es posible, no utilices esta dilución pasadas 24 horas, desecha y prepara una nueva para asegurar su eficacia.

No mezclar

La lejía para alimentos no debe mezclarse con otros productos químicos bajo ningún concepto. Las mezclas pueden desencadenar reacciones químicas muy perjudiciales para la salud tanto de los trabajadores como del consumidor.

Tiempo de exposición

Los vegetales deben permanecer 5 minutos en el agua clorada para completar el tiempo recomendado de exposición. Con menos tiempo la desinfección no será completa. Tampoco es recomendable pasarse de estos minutos, ya que no aumenta la eficacia y se pueden generar derivados clorados perjudiciales para la salud.

Limpieza de conservas

Las latas de conservas también pueden retener gérmenes y patógenos en su exterior. Para evitar que contaminen el alimento al abrirlas, es recomendable limpiarlas con ayuda de un paño limpio y humedecido en una solución de agua y lejía alimentaria antes de abrirlas para su consumo.

Lava con agua potable

Lava con agua abundante los alimentos antes y después de usar la lejía alimentaria. Para vegetales con pieles más duras, o que permanecen en contacto con el suelo, usa un cepillo para retirar los restos de tierra.

Aunque los vegetales se sirvan pelados, es imprescindible que pasen por este proceso de desinfección, ya que el cuchillo puede arrastrar los patógenos al interior si no se ha desinfectado el alimento con anterioridad.

Si vas a trocear los vegetales, hazlo después de la desinfección con lejía.

La lejía para alimentos es una solución eficaz, económica y sencilla para garantizar la seguridad en la cocina. Solo debes seguir estos consejos para una correcta utilización de este producto.

Vegano y vegetariano: lo que necesitas saber para abrir tu restaurante

La especialización de dietas en el mundo de la gastronomía ha vivido una importante revolución en los últimos años. Hoy en día, los hosteleros están muy concienciados con adaptar su oferta a personas que siguen dietas especiales como los veganos y los vegetarianos.

Ser vegano y vegetariano es un posicionamiento gastronómico, pero también ético y político. Es por ello por lo que conviene ser muy diligentes a la hora de adaptar un menú y crear una oferta para este tipo de público, con el objetivo de entender exactamente qué alimentos entran dentro de su catálogo y no cometer errores al ponerles los platos sobre la mesa.

Diferencia entre vegano y vegetariano

Aunque muchas veces se hable de manera indiferente de ambos conceptos, existe una diferencia entre vegano y vegetariano. Efectivamente, son dos dietas que están basadas en los alimentos de origen vegetal y que rechazan el uso de animales terrestres, aves y pescados.

Sin embargo, un conocimiento más profundo de estas dos realidades demuestra que los matices son más que relevantes.

Vegetariano: apuesta por la gastronomía verde

Las asociaciones especializadas fijan en más de medio millón el número de personas vegetarianas en nuestro país, una cifra que va ascendiendo poco a poco y que supone un porcentaje del 1,4 % de la población adulta.

Estas personas, que cada vez reclaman una mayor oferta en el sector HORECA cuando salen a comer, cenar o tomar algo con amigos, basan su dieta en frutas, verduras y legumbres. En este amplio abanico no tienen cabida, por supuesto, ni la carne ni el pescado.

Los vegetarianos sí que integran en su dieta cierto tipo de proteínas animales, generalmente de derivados: leche, miel y huevos sí que pueden formar parte de su día a día.

Vegano: la posición más social del ámbito gastronómico

El veganismo, a diferencia del vegetarianismo, es mucho más estricto. En este caso, la mayor parte de personas que se suman a este movimiento lo hacen por unas marcadas creencias sociales y éticas que les impiden consumir cualquier producto de origen animal.

En el caso de los veganos, la dieta se basa estrictamente en plantas, legumbres y frutas. Huevos, miel, quesos o leche quedan completamente fuera de la ecuación, por lo que cocinar para este tipo de personas es todavía más delicado, ya que hay que ser absolutamente exquisitos a la hora de crear los platos. No se puede usar nata, mantequilla ni ningún otro elemento animal, que en el recetario de nuestro país están muy presentes.

Esto demuestra que entre vegano y vegetariano hay diferencias muy relevantes y que no se puede pensar en ambos tipos de dieta de la misma manera, ya que se puede caer en errores que empañen la buena experiencia de un comensal en el restaurante.

De manera adicional, los veganos suelen tener que tomar complementos alimenticios para equilibrar aquellos nutrientes que dejan de ingerir. Es el caso de la vitamina B12 o el Omega 3, que se han de integrar de manera controlada por parte de un especialista en dietas veganas.

Consejos para ofrecer comida en tu restaurante a vegetarianos y veganos

Aunque existen restaurantes especializados, lo cierto es que cada vez son más los locales que quieren dedicar parte de su carta a este tipo de cocina. Para convertirse en un referente local para veganos y vegetarianos, no solo basta con preparar la clásica parrillada de verduras, sino que hay que generar una propuesta llamativa y diferente. Estos son los principales consejos para ofrecer comida vegetariana o vegana:

Pensar en una propuesta real

Como señalábamos, tradicionalmente, en el ámbito de la restauración no se ha preparado una propuesta clara para vegetarianos o veganos; se les daba aquello que había en el frigorífico cuando pedían algo basado en verduras.

Esto debe ser lo primero que hay que cambiar, puesto que la propuesta debe estar en carta y muy claramente marcada. De esta manera, el comensal verá que se ha pensado verdaderamente en él y disfrutará mucho más de la comida.

Cuidado con la contaminación cruzada

Es importante tener en cocina tablas y material de trabajo específico para este tipo de platos, ya que es muy importante que las verduras no se mezclen con la carne. En la medida de lo posible, se reservará un espacio para la preparación y montaje de estos platos.

Contar con personal especializado

Una pequeña inversión en personal de cocina especializado en este tipo de cocina es una de las mejores elecciones que se pueden hacer si el objetivo es abrir las puertas del local al público vegetariano o vegano.

Estos cocineros suelen estar familiarizados con productos como la soja texturizada, pastas de legumbres, tofu y otro tipo de ingredientes que permiten crear platos con texturas y sabores muy interesantes.

Apoyar la comida con otras decisiones veggies

Reducir el consumo de papel, utilizar envases reciclados y orgánicos, introducir carta de vinos naturales… Se pueden dar muchos pasos para hacer que un restaurante esté mucho más adaptado sin perder su esencia para el público que sí consume carnes y pescados.

Se trata de una propuesta que hace que un negocio tradicional se sume a las tendencias actuales, más responsables con el medioambiente y sensibilizadas con las personas que optan por estas formas de consumo para su día a día.

El objetivo es conseguir que un vegano y vegetariano puedan sentirse cómodos en el local, que les guste la comida y que la oferta sea lo suficientemente grande o cambiante como para volver una y otra vez. De esta manera, se puede ampliar el público del local de restauración y mejorar la imagen de cara al público general.

Si necesitas soporte técnico para preparar la oferta gastronómica adaptada a veganos y vegetarianos en tu establecimiento, puedes contactar con nuestros consultores especializados en auditoría alimentaria

inocuidad alimentaria

Qué es la inocuidad alimentaria

La seguridad alimentaria es un tema que preocupa a nivel público. Precisamente por ello existe tanta normativa nacional e internacional al respecto. De esta forma, la inocuidad alimentaria es la regla general, garantizando que los alimentos que llegan al consumidor están en óptimas condiciones para ser ingeridos sin suponer un riesgo para la salud.

Incluso existe el Día Mundial de la Inocuidad Alimentaria, que se celebra cada 7 de junio y busca crear conciencia e inspirar acciones que ayuden a prevenir, detectar y gestionar riesgos asociados a los alimentos.

Qué es la inocuidad alimentaria y su objetivo

La inocuidad de los alimentos hace referencia a la ausencia en ellos de elementos dañinos (de carácter biológico, físico o químico), lo que garantiza un consumo seguro por parte de los seres humanos.

La presencia de bacterias en un alimento, o de restos de un fertilizante tóxico, puede pasar desapercibida a simple vista, y es posible que tampoco se note nada extraño al consumir el producto. No obstante, elementos de este tipo ponen en grave riesgo la salud y, precisamente por ello, se trata de evitar a toda costa que estén presentes en las frutas, carnes, pescados, etc., que se destinan al consumo humano.

A fin de entender mejor qué es la inocuidad, es necesario profundizar en su meta. El objetivo de todas las medidas que se adoptan para garantizar la seguridad en los alimentos es lograr una ausencia total de patógenos, de sustancias químicas y de objetos extraños de carácter físico que pudieran resultar dañinos para la salud humana.

Gracias a las medidas de inocuidad de los alimentos, los productos y bebidas que encontramos en supermercados y establecimientos de restauración se pueden consumir con total seguridad, aunque siempre hay un riesgo que, aunque mínimo, conviene tener en cuenta.

Estas medidas son especialmente importantes en el caso de las embarazadas, las personas mayores, los niños y los enfermos crónicos. Solo siguiendo al pie de la letra la legislación sobre inocuidad alimentaria es posible garantizar el máximo nivel de seguridad.

La cultura de la inocuidad

En relación con esta cuestión, se ha desarrollado la conocida como cultura de la inocuidad alimentaria en las empresas, que hace referencia al compromiso de los poderes públicos, los productores, los fabricantes y todos aquellos que intervienen en la cadena de suministro de alimentos para actuar de una forma correcta y que garantice unos alimentos inocuos.

Un ejemplo de esta cultura es dar la formación adecuada al personal que trabaja manipulando alimentos, utilizar solo envases aptos para alimentación o higienizar correctamente las superficies de trabajo.

Importancia de la inocuidad alimentaria

La inocuidad alimentaria es esencial para proteger la salud pública y garantizar que los consumidores reciban productos alimenticios de calidad. Algunos puntos clave sobre su importancia son:

  1. Prevención de enfermedades: Consumir alimentos contaminados puede causar enfermedades como intoxicaciones, infecciones y hasta condiciones crónicas.
  2. Confianza del consumidor: Cuando los alimentos son seguros, los consumidores confían más en los productores y distribuidores.
  3. Comercio y economía: La inocuidad alimentaria es crucial para el comercio internacional de alimentos, ya que los países exigen estándares de calidad.

Cómo garantizar la inocuidad alimentaria

Para garantizar la inocuidad de los alimentos, es esencial seguir ciertas prácticas y medidas:

  1. Higiene personal: Lavarse las manos antes de manipular alimentos y evitar el contacto con personas enfermas.
  2. Almacenamiento adecuado: Guardar los alimentos en lugares frescos y secos, y refrigerar aquellos que lo requieran.
  3. Cocción adecuada: Cocinar los alimentos a las temperaturas recomendadas para eliminar patógenos.
  4. Evitar la contaminación cruzada: No mezclar alimentos crudos con cocidos y usar utensilios limpios.

FAQs

  • ¿Qué es un peligro en la inocuidad alimentaria?
    • Un peligro es cualquier agente o condición que puede causar daño a la salud del consumidor al consumir un alimento. Puede ser biológico, químico o físico.
  • ¿Cómo se controlan los peligros en los alimentos?
    • A través de sistemas como el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), que identifica y controla peligros específicos en la cadena de producción.
  • ¿Qué organismos regulan la inocuidad alimentaria?
    • A nivel internacional, la OMS y la FAO establecen normas. A nivel nacional, cada país tiene sus propias entidades reguladoras.

Qué puede afectar a la inocuidad de los alimentos

Peligro biológico

Implica la contaminación de los alimentos a través de parásitos, virus, bacterias u hongos. Estos agentes patógenos suelen estar en el ambiente en el que los alimentos son producidos o almacenados.

A pesar de que el peligro biológico es el que tiene mayor riesgo para los humanos, se puede minimizar a través de una buena manipulación, almacenaje y un correcto cocinado.

Peligro químico

Puede aparecer en cualquier etapa del procesamiento de los alimentos de manera natural o a consecuencia de un agregado. Es un riesgo importante, porque los químicos son un peligro para la salud.

Precisamente por ello, se toman todas las medidas posibles para evitar que los alimentos puedan contener sustancias tóxicas que puedan generar enfermedades crónicas o incluso sustancias venenosas que podrían llegar a tener consecuencias mortales.

Esto explica que la regulación sea tan estricta en cuanto al tipo de fertilizantes y pesticidas que se pueden utilizar en el cultivo de frutas, verduras, hortalizas y cereales, y de los medicamentos que se le pueden suministrar al ganado.

Y también se hace especial énfasis en cómo debe ser la cosecha, procesamiento y almacenamiento de los alimentos para evitar que estos se puedan contaminar a lo largo de la cadena de suministro.

Peligro físico

La inocuidad alimentaria también puede ser puesta en riesgo por la presencia de objetos extraños en los alimentos. Estos objetos pueden llegar a los alimentos si no se aplican las medidas de seguridad e higiene correctas a lo largo de la cadena productiva.

Algunos ejemplos de peligro físico son la presencia de plásticos, piedras, cáscaras o vidrios que pueden causar desde molestias gastrointestinales hasta cortes en la boca o daño en las piezas dentales.

Aunque puede parecer el riesgo menos grave y menos frecuente, es uno de los más habituales. De hecho, una gran proporción de los daños que sufren las personas durante el consumo de alimentos está causado por la presencia de elementos físicos que no deberían estar ahí.

Garantizar la inocuidad alimentaria es especialmente importante en cualquier parte de la cadena de suministro y, por tanto, es un tema que interesa a todos los implicados en la misma. Si tú quieres garantizar dicha inocuidad, nuestro laboratorio de análisis de alimentos está  a tu disposición.

Tipos de envases para alimentos

La regulación sobre los tipos de envases para alimentos se vuelve cada vez más estricta, algo que está causado por la importancia que tiene el envasado de cara a la conservación de los productos de alimentación.

Además de utilizar aquellos que están legalmente homologados y pueden certificar su seguridad, es conveniente emplear los que resultan más apropiados según el tipo de alimento de que se trate e incluso de la cantidad.

Cómo deben ser los envases de los alimentos

Al margen de los tipos de envasados con los que se esté trabajando, las empresas del sector de la alimentación tienen que ser especialmente rigurosas en lo que se refiere a los materiales utilizados para envasar (que en ningún caso pueden ser tóxicos) y en el procedimiento de producción de los mismos.

El objetivo es que el producto final pueda conservar el alimento en óptimas condiciones hasta su consumo, minimizando el riesgo de contaminación.

Registro sanitario

El envase alimentario debe proceder de una fábrica que cuente con el correspondiente registro sanitario. Según la legislación española, todas las empresas que trabajen de manera directa o indirecta en el sector alimentario, deben contar con este registro para poder llevar a cabo su actividad.

La obtención del mismo implica haber dado formación al personal en materia de seguridad alimentaria y tener un programa de gestión de plagas, entre otras cosas.

De hecho, la limpieza y la desinfección de las instalaciones en las que se fabrican los diferentes tipos de envases es una cuestión de especial trascendencia porque puede afectar a la salud pública.

Plástico alimentario

A pesar de que en los últimos años se está intentando reducir el consumo de plástico, muchos envases para alimentos son de plástico porque este es un material más higiénico y aislante que el cartón.

Eso sí, debe tratarse de un plástico de carácter alimentario, que no resulte tóxico. Lo normal es utilizar termoplástico tipo PET-G.

Ensayos de migración  

El ensayo de migración de envases para uso alimentario es un estudio en el que se analiza la forma en la que el envase puede llegar a afectar a la calidad de los alimentos. Precisamente por ello, es necesario escoger el envase más adecuado para cada producto.

El ensayo de migraciones se asegura de que el envase no ceda parte de sus constituyentes al alimento. Es decir, que no haya trazas de los materiales con los que está fabricado en el producto que luego consumirá un ser humano.

El límite total de migración permitido no puede superar los 10 miligramos por decímetro cuadrado de superficie de contacto. Para poder hacer este tipo de pruebas y comprobar la seguridad de los diferentes tipos de envases para alimentos, es necesario contar con la colaboración de un laboratorio acreditado y especializado.

Declaración de conformidad de envases

La realización de estas pruebas lleva aparejada la emisión de una declaración de conformidad de envases (DoC), un informe que incluye el contexto en el que se ha llevado a cabo la evaluación de los materiales empleados en los envases.

El DoC debe ser diferente para cada tipo de envase y también varía en función de si dicho envase va a ser sometido a tratamiento térmico, o si resulta apto para calentar alimentos en el microondas.

Cada eslabón de la cadena de producción relacionado con la alimentación debe responsabilizarse de que sus productos cumplan con las medidas de seguridad establecidas. El DoC debe ser entregado por los fabricantes de envases a sus clientes como forma de garantizar que se han respetado las normas sobre producción y se ha superado el ensayo de migración.

Tipos de envases para los alimentos

Bandejas

Son recipientes con poca profundidad que pueden tener o no una tapa. Existen bandejas empleadas como envase primario, que tienen un contacto directo con el alimento, y bandejas de envase secundario, que están termoformadas y contienen a su vez otros envases alimentarios.

Bag in box

Es un sistema diseñado para el almacenamiento y transporte de líquidos. El embalaje exterior suele ser de cartón, mientras que la bolsa interior es de plástico y puede incorporar o no un grifo de dosificación.

Bolsa de un solo uso

Son las típicas bolsas que se utilizan para el transporte de productos a granel como la fruta, las verduras o las legumbres.

Bolsas reutilizables

Las típicas bolsas de supermercado que tienen varios usos también deben cumplir con la normativa para ser aptas para el transporte de alimentos. Se aconseja no alargar demasiado su vida útil porque van degradándose con el paso del tiempo.

Botellas, botes y latas

Son contenedores rígidos de cristal, metal o plástico, que pueden contener productos tanto sólidos como líquidos.

Bandeja pelable o abre fácil

Es un envase de alimentos que se compone de una bandeja o tarrina que está sellada con un film en su parte superior, que es el que se encarga de aislar el alimento del exterior.

Cajas

Son contenedores rígidos que se destinan al almacenamiento y transporte de productos frescos como las frutas y las verduras.

Hay muchos tipos de envases para alimentos, pero todos ellos deben garantizar la seguridad y la buena conservación. Si quieres asegurarte de que en tu negocio el género está en perfectas condiciones, cuenta con nuestro laboratorio de análisis de alimentos.