28 days later… you can still eat that yogurt

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09/04/2013
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Yogurts in Spain will no longer expire after 28 days from its elaboration. The Government has repealed the regulation which established that fermented dairy products should have a consumption period limit. From now on – the derogation was published in the BOE on March 29 – companies will decide what would be the best-before date given to these products. This will be defined depending on the characteristics of the food, its packaging or how it will be preserved. This date only marks when the food loses properties of smell or taste although it remains safe for the consumer. However, the regulation, announced yesterday by the Spanish Minister of Agriculture, Food and Environment, Miguel Arias Cañete, set as a broader strategy to curb food waste, does not satisfy the industry. Manufacturers of yogurts want to keep the expiration date for their products, although they propose to extend it from the traditional 28 days to 35.

The regulation regarding yogurts tries to standarize Spanish rules with the rest of EU countries, where dairy products only have a best-before date of consumption. As Cañete stated, citizens will no longer be confused, they will just have to choose whether to eat that product or not after the best-before date. He also pointed out that the 28-days-date marked for yogurts ‘made people waste a lot more this basic and really consumed product.’ A few months ago, the Spanish minister said that he himself ate expired foods without any problem, especially these fermented dairy products.

Yogurts were one of the few meals whose deadline was set by law. At the moment, the Government does not consider reforming other rules that define or recommend time limits in which foods are suitable for consumption (the expiration date sets the moment from which the food is no longer safe). Normally, only the perishable food – fish, meat, pastry – have an expiration date. Others, such as sausages, cheeses or vegetables do not expire, although as time goes by they lose their organoleptic properties. However, the concentration of sugars and the low water activity they contain make them have better resistance. This is similar to yogurt, according to experts, a dairy product in which it is difficult, if well preserved, that microbes and pathogens proliferate .

Hence the regulative change, to which the Spanish National Federation of Dairy Industries (Fenil) is opposed . This organization is part of the Spanish Association of Manufacturers of Yogurt and Fresh Dairy Desserts – where all the manufacturers that sell their products in Spain are grouped together. It considers that the climatic and conservation conditions of Spain make it «more appropriate» to keep the expiration date, which they want to be 35 days, instead of a best-before consumption date. According to Luis Calabozo, CEO of Fenil, the expiration date gives consumers a better guidance and although the ultimate responsibility is on the consumer, manufacturers believe that the message that provides the expiry date is stronger. The companies do not say that these foods are no longer safe after the deadline, although they do say that «the chances of having conservation problem are more likely to happen.» ‘That’s why manufacturers evaluate that the expiration date is the best option: they prefer to have that safety,’ says Calabozo.

Spain throws away six million tons of completely consumable food every year

The industry still hopes that their claims will be heard and that the standard that modernizes yogurt sales- which the Spanish Agency for Food Safety and Nutrition now analyzes – adds that extended expiration date. Separate considerations, Cañete said yesterday that companies can start already to label their yogurts with the new date.

La industria tiene esperanza aún de que sus reclamos se escuchen y de que la norma que moderniza la comercialización del yogur —que analiza ahora la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición— añada esa fecha de caducidad ampliada. Consideraciones aparte, Cañete precisó ayer que las empresas pueden empezar ya a etiquetar sus yogures con la nueva fecha.

Los consumidores recelan de la nueva medida. “Se nos pone cara de tontos al pensar que hemos estado tirando durante años yogures porque las autoridades imponían una fecha tras la cual su consumo no era seguro. ¿Ahora sí lo es?”, critica Rubén Sánchez, portavoz de Facua. “El sistema de fecha de caducidad ha beneficiado a la industria porque tras tirar estos productos el consumidor ha ido a comprar más”, añade. Facua duda, además, que pese a que este nuevo sistema teóricamente generará ahorro a las empresas eso repercuta en una bajada de precios para los consumidores. “Esta medida se vende como una fórmula contra el despilfarro, pero lo que el Gobierno debería hacer por encima de todo es sancionar a aquellos que tiren comida, a los que desperdicien”, dice Sánchez.

La de la revisión de las fechas de caducidad y consumo recomendado es solo una de las medidas que se integra dentro de la estrategia Más alimento, menos desperdicio con la que Agricultura busca frenar el despilfarro de comida. Los españoles arrojan cada año siete millones de toneladas de alimentos perfectamente válidos al contenedor, una cifra que el Gobierno pretende reducir a la mitad en 2020. Para ello reforzará el comercio de proximidad, redactará guías de buenas prácticas para consumidores y empresas, fomentará la aplicación de la tecnología a la conservación de los alimentos y se reforzarán los convenios con los bancos de alimentos para canalizar hacia allí los productos que aún son aptos para consumir.

La dificultad de donar alimentos

La estrategia del Gobierno para frenar el desperdicio de comida trata de potenciar el papel de los bancos de alimentos y canalizar hacia ellos los excedentes que son todavía aptos para el consumo, pero que, por razones de estética o porque ha pasado su plazo de consumo preferente, pierden cualidades en su olor o aspecto y se retiran de las tiendas. El Gobierno trata ahora de impulsar que agricultores y ganaderos, fabricantes y distribuidoras firmen convenios con los bancos de alimentos para fomentar la donación.

Ya se han cerrado acuerdos con más de 100 entidades, pero como dijo ayer el ministro Miguel Arias Cañete, llegarán más. También fórmulas de colaboración para dotar a estas instituciones de medios para recibir las donaciones. La cadena desde que la empresa dona hasta que llega a los bancos —donde se trasladan a las organizaciones que los reparten— es larga. A veces, es asimismo más complicado y caro donar el producto que tirarlo; tanto para las empresas como para los propios bancos de alimentos: hay que pagar el transporte, las instalaciones y la refrigeración. Un punto que Arias Cañete apostó ayer por solucionar a través de ayudas.

“El transporte es fundamental, a veces es más caro que el propio alimento. También se puede potenciar la donación de alimentos congelados o refrigerados, ahora virgen por falta de instalaciones”, apunta José Antonio Bustos, presidente de la Federación de Bancos de Alimentos de España. “Eso mejoraría las cosas porque podríamos ampliar la vida útil de los alimentos”, sigue.

Los españoles tiran unos 163 kilos de comida válida por persona de media al año. El Ministerio de Agricultura y Alimentación estudia ahora dónde (hogares, restauración, industria) se desperdicia más para ponerle freno.

Fuente: Sociedad. EL PAIS

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Vicente de Pablos es Licenciado y Doctor en Veterinaria y Licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Profesional especializado en el ámbito de la Seguridad Alimentaria y la Salud Pública