Enfermedades de transmisión alimentaria: cuáles son

La adecuada conservación y manipulación de los alimentos es especialmente importante para evitar la propagación de enfermedades de transmisión alimentaria. Si esto es algo que se debe tener muy en cuenta a la hora de cocinar en casa, todavía lo es más cuando se elaboran platos para cientos de personas. Las medidas de higiene y las normas sobre manipulación de alimentos deben cumplirse de forma escrupulosa, porque se trata de una cuestión de salud.

Qué son las enfermedades de transmisión alimentaria

Los alimentos que ingerimos pueden ser contaminados y afectados por sustancias químicas, metales pesados, virus, bacterias, y hasta parásitos. Muchas de esas infecciones pueden producirse en origen o durante el transporte, pero también pueden surgir a causa de una mala conservación de los alimentos o de una manipulación indebida.

Las enfermedades de transmisión alimentaria son aquellas que se producen como consecuencia de la ingesta de alimentos que están contaminados o en mal estado. Sin importar en qué etapa de la cadena de suministro se ha producido la contaminación.

Los alimentos en mal estado pueden dar lugar a un problema de salud pública, y por eso es un tema sobre el que se ejerce tanto control.

Cuáles son las enfermedades de transmisión alimentaria

Saber cuáles son las enfermedades alimentarias es algo que lleva tiempo, porque se han datado más de 200 a nivel mundial. Por eso, lo que vamos a hacer en esta ocasión es repasar algunas de las más habituales.

Salmonelosis

La infección se produce a consecuencia de una contaminación del alimento provocada por las bacterias del género Salmonella, siendo los tipos S. Typhimurium y S. Enteritidis los más comunes.

Se trata de bacterias que tienen una gran capacidad de adaptación y pueden resistir en ambientes muy diversos durante meses y hasta años.

La infección se produce por el consumo de agua o alimentos contaminados, pero también es posible la contaminación si quien está manipulando los alimentos no ha realizado una correcta higiene de manos, porque los portadores asintomáticos pueden ser fuente de infección.

Aunque cualquier alimento puede verse afectado por salmonelosis, los que más riesgo tienen son los huevos y productos elaborados a base de este ingrediente, la carne cruda o poco cocinada, especialmente la carne de corral, las frutas y las hortalizas crudas.

Sus síntomas más habituales son fiebre, diarrea, dolor abdominal, vómitos y cefalea. Aparecen entre seis y 72 horas después de ingerir el alimento en mal estado y pueden prolongarse de dos a siete días.

La mejor forma de evitar el contagio es conservar siempre los alimentos refrigerados a la temperatura adecuada, cocinarlos adecuadamente y lavarse bien las manos antes de manipularlos.

Anisakiasis

El anisakis es un parásito que vive en el sistema digestivo de peces y moluscos. Al ingerir estos animales, el parásito llega directo al tracto digestivo del ser humano, provocando síntomas como un fuerte dolor abdominal, diarreas y vómitos.

En casos más graves, el gusano puede llegar a penetrar la pared intestinal, produciendo una reacción inflamatoria cuyos efectos pueden prolongarse durante semanas. También se han detectado casos (pocos), en los que acaba generando una obstrucción intestinal.

Además de los síntomas producidos por el parásito, también se puede experimentar una reacción alérgica al anisakis, que cursa con episodios de urticaria o hinchazón de una parte de la cara y del labio. El problema es que este tipo de alergia suele confundirse con una alergia al pescado en sí mismo, no al parásito.

La mejor forma de evitar la contaminación por anisakis es congelar siempre el pescado durante un mínimo de 72 horas, y cocinarlo bien antes de consumir. El pescado crudo o poco cocinado constituye el foco más habitual de infección.

Botulismo

El botulismo es una enfermedad inusual, pero puede tener consecuencias muy graves, ya que puede provocar la muerte.

La intoxicación se produce al ingerir alimentos que han sido contaminados con neurotoxinas muy potentes. Las fuentes de infección más habituales son las conservas caseras, especialmente las vegetales y las saladas (pescados, salchichas, etc.)

 Las enfermedades de transmisión alimentaria pueden ser más o menos graves, pero hay que evitar su transmisión a toda costa. La mejor forma de hacerlo es asegurarse de que los alimentos están en óptimas condiciones, para ello puedes confiar en nuestra labor y encargarnos un análisis de alimentos.

Vicente de Pablos
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Vicente de Pablos es Licenciado y Doctor en Veterinaria y Licenciado en Ciencia y Tecnología de los Alimentos.
Profesional especializado en el ámbito de la Seguridad Alimentaria y la Salud Pública